A partir de ahí, esto puede ser cualquier cosa, pero me inclino por una M900 retocada.
La elección del depósito es uno de los puntos más importantes en estas motos, y escoger el de una 999 es, cuando menos, un poco arriesgado, pues le da un toque muy moderno y agresivo que después hay que conjugar con los demás elementos de la carrocería, sobre todo con el colín, que en este caso, pues, cómo decirlo... no queda del todo bien. Se intenta disimular un poco con el juego de pintura y tapicería, y se ha querido quitar protagonismo al chasis dejándolo en color negro, igual que las llantas, procedentes de alguna superbike XX9, como el guardabarros delantero.
Asimismo, el escape dos en uno con ese pequeño puro a modo de silenciador, queda un poco extraño por el colector tan recto por debajo del motor, y el mojón de pinza trasera en negro contrasta con las Brembo monobloque delanteras, montadas sobre una horquilla de procedencia japonesa (oh, anatema).
En fin, no me apetece seguir describiendo este ejemplo típico de lo que pudo ser y no ha sido, una verdadera ocasión perdida.








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