27/9/17

Scrambler café, por Schiling

Los alemane tienen un estilo peculiar, pero en este caso se han alejado del carácter germánico, más parece de América del Norte.

Si se trataba de llamar la atención, sin duda lo mejor es elegir el verde para pintar el marco multitubular. Otros aspectos que acaban por desentonar son los neumáticos, un faro que parece fuera de lugar (tanto en sentido literal como en el figurado), un guardabarros ligeramente separado del neumático (la culpa es el origen scrambler, que condiciona el difícil proyecto de cafetear esta moto), y un colín con los dorsales que se han aprovechado para dibujar lo que parece una caricatura que no viene al caso.


Pero lo que más llama la atención es el uso del basculante de una SportClasic, tintado del mismo tono que el resto del chasis, con el montaje muy inclinado de un único amortiguador en esa posición lateral asimétrica tan de moda ahora.


La apariencia estética, vista en pictogramas, es que ahora la moto es más larga y baja, y sigue adoleciendo de ese defecto de diseño de estar inclinada hacia delante, como queriendo simular estar en movimiento aceleratorio incluso al estar aparcada.


Una toma de primer plano cercano del chasis pintado de reptilianas maneras. Sorprende un poco lo grueso de sus tuberías, y visto así no es de extrañar que pese lo que pesa.


Un ejemplo más de lo que pudo ser y no ha sido. Los teutones son así de raros, nunca tuvieron muy buen gusto, la verdad, aunque esta gente promete.




21/9/17

Thiverval, por Krugger

La Diavel nunca fue producto que me entusiasmara, más bien al contrario, una abominación digna de odio y repudio. No entendí el porqué. Sigo sin hacerlo. No es el juego de la marca, como no lo era de Harley cuando tuvo que subcontratar a Porsche para extraer potencia y fiabilidad de un V2 para poner en la calle la V-Rod. Todo por pillar cacho en el pastel que llevaba saboreando en solitario desde hacía décadas la señora de Iwata con la muy famosa y siempre magnífica V-Max.
Tiempo más tarde, Ducati sorprendió con la X-Diavel, una remodelación radicalizada, llevada casi al extremo, que a unos gustó más, y a otros simplemente horrorizó. Conmigo ha quedado en tablas. Hubiera ganado tal nacimiento se acompañara con la desaparición del catálogo de la Diavel a secas, pero no fue así.
La X-Diavel es otra cosa. Uno la mira y se reconcilia. No es lo anodino hecho verbo que cada vez que veo una Diavel a secas me hunde en súbita depresión. Ver la Diavel es automáticamente pensar en lo que Ducati fue y lo que es ahora; en lo que ha salido de sus entrañas y lo que pudo haber salido.
Ver la X-Diavel, en cambio, me produce el efecto contrario: esta vez sí, esa máquina desprende radicalidad, terror, salvajismo, sin dejar de lado la tecnología y un diseño digno de ese nombre.

Pero siempre hay quien es capaz de dar la vuelta al concepto, y llevarlo un poco más allá. Cómo coger una X-Diavel y cambiarla de arriba a abajo:

Custom Ducati Diavel by Krugger

Por encargo de Stefano Tarabusi, Product Manager de Ducati, el señor Fred Bertrand, AKA Krugger, ha realizado esta obra. El dos veces campeón del mundo de constructores custom sólo tenía como condición el mantener manillar alto y la posición de las estriberas.
Con esas pequeñas cortapisas, que no son cosa nimia a la hora de diseñar un producto poderoso que transmita deportividad, ha sido capaz de sacar a la luz esta cosa que algunos llamarán aberración.

Custom Ducati Diavel by Krugger

Reconozco que yo mismo he tardado en dar el paso de colgar esta entrada, no estaba convencido del todo, pero el tiempo ha hecho que el concepto madure en mi interior, y sea capaz de valorar lo que Krugger quiere transmitir.
Hay que reconocer la dificultad de la empresa, un encargo para locos, y pretendo apoyar y dar el reconocimiento merecido a este fiera de la customización.
Los acabados son tan buenos que parece salido de una cadena de fabricación en la misma sede de Bolonia. Incluso mejores. La exquisita atención al detalle produce verdadero vértigo, nada se deja al azar, y las soluciones empleadas quitan el hipo por la magnificiencia de su ejecución:

Custom Ducati Diavel by Krugger

Custom Ducati Diavel by Krugger

Custom Ducati Diavel by Krugger

No es de extrañar que el autor pose así de orgulloso con su mascota:

Custom Ducati Diavel by Krugger

No obstante todo lo dicho, no puedo dejar de preguntarme ¿POR QUÉ?
Hay gente para todo. Y a patadas.

20/9/17

Slayer, de Pannawich

Desde Tailandia, y para participar en el "Custom Rumble", nos llega esto:


Se trata de un concurso con varias categorías, sobre personalización y preparación del modelo Scrambler de Ducati, organizado por la propia marca. Los participantes envían fotos e información por internet, y se puede votar por cualquiera a través de una web diseñada al efecto. Todo muy online, muy moderno, muy con los tiempos que corren. 
Es cierto que Ducati es pionera en las lides del márketin internauta, y ya a primeros de este siglo vendió algunos modelos exclusivamente online, como la Desmosedici y la MHe, e incluso la SC Paul Smart.
Dejando de lado este pequeño apunte histórico-anecdótico, me quito el sombrero ante el trabajo de estos tailandeses, que le han dado no un mero lavado de cara a la horrible Scrambler, uno de los modelos más horribles y mal paridos de la fábrica de Bolonia, sino que han cambiado totalmente su carácter, cosa nada fácil dado que la base de la que se parte presenta numerosos inconvenientes estilísticos. 
Hay que valorar este hecho, pero bien es cierto que cuando se toma por la calle del medio, radial en mano, y si como en este caso uno es hábil con la manipulación de la fibra de carbono, ese camino es más fácil de allanar.


Cortar y modificar el subchasis trasero, implementar un colín fabricado desde cero para este ejemplar, y por supuesto acompañarlo con un depósito a juego, le ha dado una personalidad de la que el modelo original de base carece y carecerá en la vida. Una imagen de verdadera café racer se presenta ante nosotros, con su línea horizontal dominante, perfectamente integrada con elementos que no desentonan en absoluto, ni por la elección de los mismos, ni por su acertada colocación a la altura y profundidad adecuadas. Me refiero a cuestiones tan importantes, y a menudo descuidadas, como el faro, el escape, o los semimanillares.


Se ha huido de florituras en suspensiones o frenos, por ejemplo, o cuadro de mandos galáctico. Dejémonos de brillos y joyas que distraigan la atención sobre lo verdaderamente importante. Esta moto es toda una MOTO, con mayúsculas, recuperando la esencia de una pequeña máquina que puede ser deportiva, sin renunciar a su esencia Ducati: multitubular, desmo, aire, sencillez, ligereza, potencia suficiente... y presumiblemente un manejo espectacular, cosa que por desgracia nunca sabré, pero que se puede intuir porque no se ha variado cota de chasis ni medidas de amortiguadores.



En suma, un trabajo exclusivo y único, con muchas horas encima aunque no lo parezca, centrado únicamente en el plano estético, pero era eso de lo que se trataba.
Señores de Borgo Panigale, ¿tan difícil era hacer algo así?