20/9/17

Slayer, de Pannawich

Desde Tailandia, y para participar en el "Custom Rumble", nos llega esto:


Se trata de un concurso con varias categorías, sobre personalización y preparación del modelo Scrambler de Ducati, organizado por la propia marca. Los participantes envían fotos e información por internet, y se puede votar por cualquiera a través de una web diseñada al efecto. Todo muy online, muy moderno, muy con los tiempos que corren. 
Es cierto que Ducati es pionera en las lides del márketin internauta, y ya a primeros de este siglo vendió algunos modelos exclusivamente online, como la Desmosedici y la MHe, e incluso la SC Paul Smart.
Dejando de lado este pequeño apunte histórico-anecdótico, me quito el sombrero ante el trabajo de estos tailandeses, que le han dado no un mero lavado de cara a la horrible Scrambler, uno de los modelos más horribles y mal paridos de la fábrica de Bolonia, sino que han cambiado totalmente su carácter, cosa nada fácil dado que la base de la que se parte presenta numerosos inconvenientes estilísticos. 
Hay que valorar este hecho, pero bien es cierto que cuando se toma por la calle del medio, radial en mano, y si como en este caso uno es hábil con la manipulación de la fibra de carbono, ese camino es más fácil de allanar.


Cortar y modificar el subchasis trasero, implementar un colín fabricado desde cero para este ejemplar, y por supuesto acompañarlo con un depósito a juego, le ha dado una personalidad de la que el modelo original de base carece y carecerá en la vida. Una imagen de verdadera café racer se presenta ante nosotros, con su línea horizontal dominante, perfectamente integrada con elementos que no desentonan en absoluto, ni por la elección de los mismos, ni por su acertada colocación a la altura y profundidad adecuadas. Me refiero a cuestiones tan importantes, y a menudo descuidadas, como el faro, el escape, o los semimanillares.


Se ha huido de florituras en suspensiones o frenos, por ejemplo, o cuadro de mandos galáctico. Dejémonos de brillos y joyas que distraigan la atención sobre lo verdaderamente importante. Esta moto es toda una MOTO, con mayúsculas, recuperando la esencia de una pequeña máquina que puede ser deportiva, sin renunciar a su esencia Ducati: multitubular, desmo, aire, sencillez, ligereza, potencia suficiente... y presumiblemente un manejo espectacular, cosa que por desgracia nunca sabré, pero que se puede intuir porque no se ha variado cota de chasis ni medidas de amortiguadores.



En suma, un trabajo exclusivo y único, con muchas horas encima aunque no lo parezca, centrado únicamente en el plano estético, pero era eso de lo que se trataba.
Señores de Borgo Panigale, ¿tan difícil era hacer algo así?

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