28/10/19

Hijodeputa más

Hay que decirlo más, hijodeputa. Más.
Y no hay mucho más que añadir ante la espantosa visión de este engendro que deja ridículas las aberraciones vistas en Mad Max:

Pero, ¿por qué, joder, por qué?
Una horquilla tope de gama, presurizada y con anclaje radial para la pinza (¿procede quizá de una Desmosedici RR?), se desperdicia en semejante mamarrachada mecánica. Se trata de un facepalm en toda regla, de la mayor de las incongruencias.
Pero es que quizá de lo que se trata, de lo único que se trata, es de llamar la atención, aunque sea provocando la repugnancia de los sentidos. Y en ese asunto, hay una cierta calaña de sujetos que son especialistas. Llamar la atención a costa de lo que sea: llevar la música alta en el coche, vestir de manera estridente, hablar a voces... en resumen: dar por culo al vecino.





Como ese operario que amartillea con la neumática a las 8 de la mañana un sábado, que cuando es reprendido por armar jaleo simplemente contesta aquello tan manido de "oiga, es que estoy trabajando". Ah, vale, si está trabajando entonces todo está permitido, claro. ¡Váyase usted a tomar por culo, hijodeputa!
Pues análogamente el que hizo esta barbarie con dos ruedas puede aplicar aquello de "es que le he echado trescientas cincuenta y siete horas de trabajo, materiales aparte", y por ese concepto le da un valor estratosférico a un aborto mecánico... Sin caer en la cuenta, pobrecito señor, en que el valor subjetivo de un objeto no quiere decir nada para el resto de los 8.000.000.000 de personas de este planeta.



Esta belleza ha sido profanada, VILMENTE
Para tener la poca vergüenza de atreverse a ir con esto por la calle:




Prefiero parar ya, porque me caliento.

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