Pasamos ahora a presentar a Woolie, quien creció dando vueltas por la tienda de su papá, un concesionario Ferrari, lugar en el que fue desarrollando un amor por las formas y estilo italianos.
Sin duda, parece que no tenemos que preguntarnos el porqué la moto Alpinestar 55th tiene una convincente onda italiana...
Imponente |
Pareciera que la idea de construir esta máquina surgiera en un circuito, ¿no?
"Hablaba con Woolie en Laguna Seca", comienza a contar Mazzarolo. "Creo que fue hace dos años en una carrera de WorldSBK. Y me dijo que era un gran fan de la marca y estaba fascinado con su historia, y me soltó `Gabriel, ¿por qué no construyo una moto para tí? Podría tomar elementos de la historia de Alpinestars y hacer la mejor moto que haya pasado por mis manos´".
Hela aquí. |
"Realmente me gusta cómo trabaja Woolie", dice Mazzarolo. "Si te fijas en los detalles, se asegura de que la geometría es correcta, la moto se maneja bien y tiene buena posición de conducción. Es similar a lo que hacemos en mi compañía, porque aunque también hacemos productos que tienen buena imagen, ese es siempre nuestro segundo objetivo, siendo nuestra prioridad que todo lo que fabricamos tiene que funcionar para la seguridad, practicidad y confort. Y así es como Woolie trabaja."
El reto sería commemorar el pasado de Alpinestars y simultáneamente reflejar su ética de mirar hacia delante. Para dotar a la moto con una "historia de innovación", Woolie, como siempre hace, tendría que maridar pasado y presente, algo fuera del tiempo y con una buena parte de diseño afilado. Cada parte debería simbolizar algo más grande. Y en su corazón, como conviene a su gran historia, necesitaría el motor perfecto, algo con su propio recorrido y, idealmente, algo italiano, rápido y un poco especial.
Cuando se presentó en San Francisco una Ducati Sport de 1974 en estado impecable, Woolie supo que ésta era. El bicilíndrico de ejes cónicos y tapas redondeadas era apropiado conceptualmente, y el que nos ocupa, además, tenía una cosa extra: había sido enviado a Australia para ser preparado y ajustado por "los que susurran a los motores de ejes cónicos", Vee Two.
Se mire por donde se mire |
Mazzarolo siempre está ocupado, viajando por todo el mundo, increíblemente ocupado, y estuvo de acuerdo en encontrarnos en mi taller un viernes o un sábado por la noche, tuvimos una charla, e hicimos el acuerdo."
Woolie construye una moto custom del mismo modo que un equipo de carreras hace una moto de pista. Eso significa que el diseño está guiado por la objetividad. Una ejecución perfecta demanda quitar el ego de la ecuación. La mentalidad única llega con el sacrificio.
"Trabajé cada día durante tres meses en ella", recuerda Woolie. "Trabaje incluso el día de Acción de Gracias y en Navidad, y en Año Nuevo... Sí, mi esposa es muy comprensiva. No diseño las cosas en una computadora: trabajo con papel y aluminio, y los patrones son lo que más tiempo toman."
El motociclismo alimenta a la obsesión. La obsesión alimenta a la especialización de habilidades. Cuanto más te metes, mejor llegas a ser. Así es como se construyen las leyendas en el deporte. Y no sólo los corredores, sino también los constructores: el que hace el chasis, el que monta las ruedas, el que ajusta el motor... Todos conocemos a algún tipo así, solo que los tipos de Woolie pertenecen al Salón de la Fama de la AMA.
Woolie recibió la ayuda del legendario constructor de chasis Jeff Cole, de C&J Precision Products para fabricar un cuadro a la medida. Cole, ahora acercándose a los 80 años de edad, se ganó su puesto en el Salón de la Fama de la AMA por construir chasis de carreras para incontables motos y corredores ganadores de muchos campeonatos, como Kenny Roberts, Scott Parker, Chris Carr, Bubba Shobert, y otras leyendas. Cole es la leyenda detrás de las leyendas. Puede que incluso la leyenda que hizo posible a otras leyendas.
Aunque Cole es el nombre más famoso envuelto en la construcción, no es el único. Jimmy Wood, que hace la preparación de suspensiones para los mejores corredores de flat-track, se encargó de los amortiguadores en Race Tech; la horquilla viene de una moto de carreras de Chuck Grave; y pos supuesto el motor es de Brook Henry y Andrew Cathcart, de Vee Two, como ya se ha dicho.
Woolie estima que la moto pesa alrededor de 350 libras, poco menos de 160 kg, y arroja unos 80 cv de potencia. Mazzarolo sólo permitió a dos personas probar la creación antes de iniciar un tour por salones y shows por todo el mundo: el analista-periodista de la revista "Sportrider", Alec Dare, tuvo la suerte de ser uno de ellos.
Las retorcidas carreteras a las afueras de Palos Verdes proveyeron las idealmente imperfectas condiciones para que Dare pusiera esta moto en funcionamientoy poder probar el chasis de Cole, arriba mencionado. Le impresionó el tren delantero bien plantado, y el modo en que la larga distancia entre ejes parecía mucho más corta en las zonas de curvas. Hizo notar, asimismo, que el escape Akrapovič (modelo único fabricado expresamente para la ocasión) sonara como 1974, pero el chasis se sentía muchísimo más moderno.
Mazzarolo está igualmente contento con el producto final: "La moto está registrada en California, así que la puedo usar en la carretera. Y me encanta hacerlo."
Impresionante por sus esbeltas líneas rojas y por sus componentes tope de gama, la motocicleta que Woolie ha fabricado para Alpinestars es mucho más valiosa que la suma de sus partes. Representa los valores de esa marca, pero más que eso, representa los valores que dirigen nuestro deporte: dedicación, habilidad, pasión.
Mazzarolo pensaba que iba a conseguir una moto para commemorar el legado de su marca, pero viendo la lista de colaboraciones de grandes hombres, Woolie construyó un aparato que paga tributo a todos aquellos desconocidos que trabajan por el amor al motociclismo en sí mismo.
En la siguiente foto, Woolie señala elementos del diseño al periodista europeo mientras Dare mira de cerca el motor:
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