MH900e
Y hubo un hombre llamado Mike. Mike the Bike, le decían algunos.
Cuando Hailwood se retiró de las carreras del Mundial de Motociclismo, había logrado 9 campeonatos del Mundo, 76 victorias, y tenía 28 años. Corría el año 1968, y Honda le ofreció 50.000 libras esterlinas para que no volviera a correr más.
Bueno, no corrió más en Grandes Premios, pero sí se animó, diez años más tarde, a correr el TT de la Isla de Man de 1978. Para ello, se desplazó con una Ducati 900SS asistido por el mismísimo doctor T, Fabbio Taglioni, y Franco Farné, para correr en la categoría máxima, Fórmula Uno, contra su máximo rival, Phil Read que lo haría a lomos de una Honda 900. La batalla fue épica, dicen. Ganó Mike.
La moto usada fue ésta:
En su honor, o aprovechando el tirón, Ducati puso a la venta una réplica:
Pasaron los años, los lustros, y las décadas, y mucho más tarde, el señor Terblanche, tan denostado por la mayoría, nos obsequió con esta joya, que fue innovadora en muchos aspectos:
Fue bautizada como MH900e. La "e" significa "evoluzione".
Imaginen una moto que es capaz de hacer funambulismo sobre la cuerda floja entre el pasado y el presente: esa es la MH900e. Tan impactante cuando fue lanzada para su venta a través de internet en el año 2000, como si tenéis la gran suerte de verla a día de hoy.
Fue un experimento esta forma de vender, mediante reserva a través de la web, y en pocas horas se vendieron más de mil unidades de las 2000 previstas. en pocas semanas se vendió toda la producción, y todavía faltaban meses para ser entregadas!!!
Recuerdo muy bien cuando vi una por primera vez, fue en Faro, con motivo de la famosa concentración veraniega. Realmente impactante. Nunca había visto algo igual, vanguardista a tope.
Los volúmenes, las formas, la perfecta combinación de colores, las ideas que se verían más tarde trasladadas a otros modelos...
El cuadro de relojes inspiraría el de la 999, y el basculante se trasladaría a las Monster S2R años más tarde. El chasis se repetería con las SportClassic.
Está claro, clarísimo, que Pierre Terblanche lo clavó. Y Ducati cogió la delantera, quizá demasiado, con esta máquina cuyo concepto era posiblemente un tanto avanzado para su momento. No ha habido nada igual desde entonces. Ningún fabricante se ha atrevido a hacer algo tan transgresor, tan rompedor, y la misma Ducati bajó un poco el tono con las SportClassic de cinco años más tarde, también salidas de la pluma, pinceles y cartabones del sudafricano Pierre. Las SC son unas motos geniales y un poco extremas a su modo, pero de ninguna manera tan especiales como la MHe.
Claro, como pasaría con las Sportclassic un lustro más tarde, pronto hubo quejicas: que si era muy incómoda, que si de difícil manejo, que si poca autonomía, que si...
¡Váyanse al carajo, pendejos! Esto es una jodida y verdadera concept bike digna de eclipsar al resto de los objetos presentes en el Salón de Milán. ¿Qué esperaban? Quien quiera comodidad, economía, autonomía y, en suma, vulgaridad, que vaya corriendo al milanuncios y busque una CBR600F.
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